Lectura 2

ELEMENTOS PARA UNA DEFINICIÓN DE EVALUACIÓN
Prof. Ana Cano Ramírez. Curso 2005/06 - 4 -

1. Introducción
2. Concepto
3. Funciones de la evaluación
4. Enfoques y presupuestos teóricos
5. Tipos de evaluación


1. INTRODUCCIÓN

Los interrogantes que nos proponemos responder en este tema son los siguientes:
¿qué es la evaluación?, ¿qué tipos o formas de evaluación existen? ¿cuáles son las funciones de la evaluación?, y seguiremos en los siguientes temas dando respuesta a ¿qué objetivos se pretenden con la evaluación?, ¿qué principios o criterios deben regir una evaluación?, ¿cómo se desarrollo un proceso evaluativo?

Para ir adentrándonos en el objetivo de este tema, definir el término, habría que señalar que un problema de evaluación es coger o no el paraguas por la mañana cuando vemos que el día amenaza lluvia; un problema de evaluación es decidir qué coche es el más acorde con las necesidades y el presupuesto familiar; un problema de evaluación es decidir el camino más adecuado para llegar a un determinado punto, y si lo es en las condiciones y con los medios de los que disponemos.

Ahora bien, también tenemos un problema de evaluación cuando queremos comprender por qué una determinada persona tomó la decisión que tomó y no otra. Es decir, nos enfrentamos a un problema de evaluación, no porque tengamos que decidir directamente sobre la necesidad de hacer algo, sino porque tengamos necesidad de comprender algo. En esta segunda situación nos podemos encontrar cuando nos preguntamos sobre las razones que llevaron a elegir una ruta que pasa por un parque natural para hacer una carretera, o cuando necesitamos comprender por qué una familia que no dispone de medios económicos suficientes ha decidido comprar uno de los televisores más caros del mercado, etc.

En cierto modo, en esta segunda situación también existe un problema de elección, pero en este caso se trata de elegir entre los significados posibles de la acción, para quedarse con el que resulta más adecuado. 

Así pues, en la medida en que una decisión depende de la elección entre alternativas diversas, tenemos un problema de evaluación. Esta forma de plantear el problema de la evaluación resulta especialmente útil para aproximarnos a muchos ámbitos de la actividad humana, incluida la acción social.

Todavía podríamos reconocer una tercera situación en la que nos veríamos enfrentados a un problema de evaluación: cuando tengamos que determinar si un objeto o acción satisfacen las esperanzas que depositamos en ella. Cuando tomamos un medicamento y resulta que no termina de curar los síntomas que nos llevaron al médico, estamos evaluando el producto. Cuando adquirimos un ordenador con una enorme capacidad de memoria, con una gran cantidad de periféricos, y terminamos por usarlo sólo para que los niños jueguen con él, entonces podemos preguntarnos si hicimos bien en comprar ese ordenador, estamos, por tanto, ante un problema de evaluación.

En definitiva, sea en estas o en otras situaciones, allí donde hay un problema de decisión hay siempre un problema de evaluación. De modo que, en resumidas cuentas, podemos afirmar lo siguiente: cuando una persona se enfrenta con una situación ante la que se ve obligada a elegir, tiene que resolver un problema de evaluación. 

Una vez llegado hasta aquí podemos definir la evaluación del modo siguiente.

2. CONCEPTO

De forma general, podemos decir que el término evaluación es una palabra elástica que tiene usos diferentes y que puede aplicarse a una gama muy variada de actividades humanas. Considerada la evaluación en su acepción más amplia, nos encontramos con definiciones como la de la Real Academia Española: evaluar es “señalar el valor de una cosa”. Para el Diccionario del Español Actual, evaluar significa “valorar (determinar el valor de alguien o de algo)”. Y, en cuanto al término evaluativo/va, en el diccionario mencionado se distingue “un uso evaluativo y un uso descriptor”, en el empleo del término. En el uso evaluativo hay un juicio de valor.

Como una primera aproximación a la precisión conceptual del término, podemos decir que la palabra evaluación designa el conjunto de actividades que sirven para dar un juicio, hacer una valoración, medir “algo” (objeto, situación, proceso) de acuerdo con determinados criterios de valor con que se emite dicho juicio. En la vida cotidiana permanentemente estamos valorando sobre todo cuando ponderamos las acciones y decisiones que tomamos. Son formas de evaluación informal, las que no necesariamente se basan en una información suficiente y adecuada, ni pretenden ser objetivas y válidas. Pero cuando queremos evaluar servicios o actividades profesionales no basta la evaluación informal. Debemos recurrir a formas de evaluación sistemática que, utilizando un procedimiento científico, tienen garantía de validez y fiabilidad.

2.1. TÉRMINOS SIMILARES A “EVALUACIÓN” CON LOS CUALES NO DEBE CONFUNDIRSE

En el ámbito de los servicios, programas y proyectos socioeducativos, existen una serie de términos que se emplean con frecuencia y que –en ocasiones- se utilizan de forma similar al de evaluación, siendo necesario precisar y diferenciar su alcance. 

Dicho en otras palabras, cuando hablamos de evaluación debemos diferenciarla de:

- Medición, que se refiere a la extensión y/o cuantificación de algo, pero sin determinar su valor.
- Estimación, que tiene un carácter aproximado y una carga subjetiva, ya que no implica exigencia metódica y formal como la evaluación sistemática.
- Seguimiento, que es el proceso analítico para registrar, recopilar, medir y procesar una serie de informaciones que revelan la marcha o desarrollo de un programa y que asegura una retroalimentación constante para una mejor ejecución del mismo.
- Control, que consiste en una verificación de resultados, no de su valoración (lo que
constituiría una evaluación).

2.2. ACERCA DE LA NOCIÓN DE EVALUACIÓN EN SENTIDO ESTRICTO

Cuando en las ciencias sociales y en las diferentes modalidades de intervención social se habla de evaluación, se alude –dicho como un primer intento de aproximación a este concepto- a una forma de valoración sistemática que se basa en el uso de procedimientos que, apoyados en el uso del método científico, sirve para identificar, obtener y proporcionar la información pertinente y enjuiciar el mérito y el valor de algo de manera justificable. Para decirlo en breve: entre la evaluación en sentido lato (o evaluación informal) y la evaluación en sentido estricto (o evaluación sistemática), no hay una diferencia de propósitos sino de métodos.
De esta primera, preliminar y provisional aproximación a la noción de “evaluación sistemática”, surgen dos de sus esencias.

- Cuando se habla de evaluación en sentido estricto, siempre se hace referencia a la investigación evaluativa.
- La investigación evaluativa no tiene métodos y técnicas que le son propios; son los mismos que se utilizan en la investigación social.

A partir de su acepción más amplia (señalar el valor de una cosa), diremos que una precondición de cualquier estudio evaluativo es la presencia de alguna actividad cuyos objetivos tengan algún tipo de valor. A lo cual añadimos otra idea fundamental para comprender la noción de evaluación: ésta tiene sentido en la medida que sirve para tomar decisiones concretas con el propósito de mejorar lo que se está haciendo. Apoyados en las consideraciones precedentes y en desarrollos más amplios
proponemos la siguiente definición (Ander Egg, 2000):
La evaluación es una forma de investigación social aplicada, sistemática, planificada y dirigida; encaminada a identificar, obtener y proporcionar de manera válida y fiable, datos e información suficiente y relevante en que apoyar un juicio acerca del mérito y el valor de los diferentes componentes de un programa (tanto en la fase de diagnóstico, programación o ejecución), o de un conjunto de actividades específicas que se realizan, han realizado o realizarán, con el propósito de producir efectos y resultados concretos; comprobando la extensión y el grado en que dichos logros se han dado, de forma tal, que sirva de base o guía para una toma de decisiones racional e inteligente entre cursos de acción, o para solucionar problemas y promover el conocimiento y la
comprensión de los factores asociados al éxito o al fracaso de sus resultados.

Veamos a continuación, las características más relevantes de la evaluación, a partir de la definición operativa que acabamos de realizar:

Es una forma de investigación social aplicada…

En cuanto investigación social, la evaluación consiste en aplicar el método científico al conocimiento de un aspecto de la realidad. Y en cuanto investigación aplicada, se trata de aplicar el método científico para valorar la aplicación de estrategias cognitivas en la adquisición de conocimientos o de estrategias de acción de cara a lograr determinados propósitos. Dicho en otras palabras: no es un conocer para actuar (como es la investigación aplicada), sino un conocer para mejorar las formas de actuar.

Sistemática, planificada y dirigida…

Porque utiliza procedimientos basados en los requerimientos y exigencias del método científico. Se trata de estudiar de manera consciente, organizada y con una intencionalidad expresa un aspecto de la realidad. Este estudio no consiste en un conjunto de recetas, sino en establecer una estrategia dentro de un proceso que tiene una clara direccionalidad y para cuya consecución se establecen por anticipado los cursos de acción más racionales.

Encaminada a identificar, obtener y proporcionar de manera válida y fiable…

La evaluación es el proceso de enjuiciar algo, y para ello es necesario conocer primero ese objeto a evaluar. De ahí, que el proceso de evaluación implique y conlleve tareas de identificación de información (qué se va a evaluar), de obtención de dicha información (mediante técnicas de investigación social) y de difusión de la misma a los actores sociales interesados o a los responsables que han solicitado el estudio evaluativo.

Pero esta tarea de recogida y sistematización de datos no puede hacerse de cualquier forma. Es necesario que los procedimientos utilizados cumplan ciertos requisitos de fiabilidad y validez, a fin de que los resultados de la evaluación sean justificables y lo más objetivos y precisos posible.


Datos e información suficiente y relevante en que apoyar un juicio…

Evaluar es siempre “señalar el valor de una cosa”, o lo que es lo mismo, es emitir un juicio de valor. No se trata de ponderar o enjuiciar algo con criterios subjetivos, de ahí que los resultados y juicios o valoraciones realizadas deban apoyarse en datos e información pertinente. La pertinencia de dicha información viene dada por su relevancia, es decir, por la relación que guarda con las decisiones a las que pretende servir la evaluación. Y por su suficiencia, esto es: la información no debe ser ni excesiva (estudiar hechos innecesarios o poco significativos) ni insuficiente (lo que impediría establecer un juicio adecuadamente fundamentado).

Acerca del mérito y el valor…

Puede haber un programa meritorio sin valor, si bien toda actividad que tenga un valor debe ser –además meritoria- con la evaluación de un programa se pretende establecer y juzgar tanto el mérito como el valor del mismo.

De los diferentes componentes de un programa (tanto en la fase de diagnóstico, programación o
ejecución)…

Hacemos esta aclaración porque muchas veces se identifica la tarea de evaluar con una acción a posteriori de algo ocurrido. Nada más falso. La evaluación de programas sociales puede realizarse tanto en el diagnóstico (la evaluación de necesidades, por ejemplo, o la jerarquización de problemas), como en la fase de programación (es el caso de las evaluaciones ex-ante o evaluaciones del diseño de un proyecto) y en la ejecución (evaluación en curso, continua, etc.). Además, la evaluación también puede hacerse una vez que el programa o el proyecto han finalizado (evaluación de impacto). Por lo tanto, si bien la evaluación, como fase de la estructura básica de procedimiento, ocupa un lugar posterior a la programación y ejecución en la mayoría de las ocasiones, se trata de un elemento a considerar en las distintas etapas, siempre que haya que realizar un juicio o valor de algún aspecto o componente del programa a ejecutar, apoyado en información recogida sistemáticamente.






ASPECTOS PARA UNA DEFINICIÓN DE EVALUACIÓN
Prof. Ana Cano Ramírez. Curso 2005/06 - 4 -

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